Creo que no hay que tener demasiada riqueza, ni hay necesidad de ser demasiado trágico o cómico; creo que no es necesario ser excesivamente perfecto para poder vivir. Suficiente es darle un sentido a la vida, un solo sentido, el que fuere sin pensar si es demasiado bueno o demasiado malo; si es bien querido o mal querido; si es aceptado o rechazado por la gente. Basta, creo, con estar satisfactoriamente a gusto con lo que se hace o con la forma como se vive. Apetencias diferentes las hay por donde se mire; gustos, preferencias, modos de vida, costumbres. En la vida hay de todo como en una botica.
El ascenso hacia una cumbre puede ser menos dificultoso o penoso de lo que se piensa. Es posible que la cima esté por debajo de la altura que suponemos tiene. Y, en definitiva, baste con elevar un poco el pie y posarlo sobre ella.
Ricardo de la tierra.
Madrid, febrero de 2012
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