sábado, 3 de marzo de 2012

Un día de tranquilidad

Amanece el día como casi todos los anteriores días.  Quizás haya un poco más de claridad; tal vez esté hoy el sol algo más intenso en su luz y las nubes aún no han tenido tiempo de hacer su aparición.  
Estiro los brazos y bostezo.  Hoy la cama me dice:  Quédate, aún es temprano.  No sé si obedecerle.  Es tan cómoda, tan placentero es su abrigo.  Giro los ojos alrededor de la habitación.  Las paredes me parecen nuevas; las cortinas se descuelgan libremente hacia el suelo; los cuadros anidan tranquilamente y de manera dulce en el color.  Los edredones que cubren mi cuerpo forman colinas y cimas aún mayores, y algunos valles y algunas llanuras se muestran a mi curiosa visión.  Levanto la rodilla, estiro el pie, y de inmediato montañas grandes y hasta entonces desconocidas, se erigen por encima del nivel de mi cabeza y amenazan con cubrirme.  Riachuelos y ríos trazo caprichosamente con el dedo sobre los hilos apretados de la tela.  Juego a que ahora sean anchos y luego estrechos; a que ahora sean profundos y luego llanos.  Pinto árboles y apacento ganado en sus riberas y en las extensas praderas que se abren a ambos lados.  En la lámpara que pende del techo hacen nido los mirlos y un martín pescador.  Por la puerta de madera de la habitación trepan y se descuelgan monos y ardillas; saltan, se balancean.  Caprichosamente juegan a perder una semilla, a quién la encuentra, a cuál se la come.  Todo es una fiesta en la puerta.
Las paredes son como caprichos de un cráter, un montículo aquí, otro montículo allá; una sima aquí, una hondonada allá.  La luz que se filtra a través de la cortina se queda enterita en este espacio donde habito y duermo yo, donde habitan todas las formas a las que mi mente quiera dar vida.  Estamos aquí; pero yo soy el testigo único de su existencia; yo las agito, yo las muevo; yo les doy el sentido que las explica.  ¡Cuánto se puede imaginar, recordar y proyectar antes de uno levantarse de la cama!  La mente es un grande y caprichoso juguete de mil formas que construye formas por doquier. 

Ricardo de la Tierra.
Móstoles, 3 de marzo de 2012